Una impronta de confianza inter-organizacional
La confianza es el fundamento de la convivencia social, cualquiera que sea el ámbito y multidimensionalidad de ella. De hecho, no hay sustituto para la confianza en las relaciones humanas, y sin confianza no hay fenómeno social.
Humberto Maturana
No es gratuito que estemos experimentando una crisis de valores enmarcada, entre otros síntomas, en la gran falta de confianza. La visión mecanicista del mundo procreó un modelo socioeconómico prevaleciente que nos ha separado de lo esencial y ha traído consigo tal padecimiento. Por tanto, es necesario que quienes venimos gestionando un necesario cambio organizacional sigamos fomentando acciones sistémicas en pro de la transformación de paradigmas que han venido exaltando, especialmente en las últimas dos centurias, tal enfoque.
La búsqueda de cualquier institución de hacer partícipe a su entorno social en iniciativas que pretendan reconocer un aspecto tan esencial para el bienestar social como la confianza, es una decisión valerosa que demanda conocimiento, compromiso y paciencia. Jscinteractivo desde su visión sistémica de la organización como un ser vivo reflexivo, conversacional e interdependiente ha asumido como uno de sus compromisos integrar de manera armónica el discurso reiterado sobre este valor con la realización empresarial. Así, a fin de argumentar dicha intención se destacan a continuación algunos razonamientos que engloban el concepto de confianza y a su vez se conectan con la filosofía de una consultoría sistémica en desarrollo organizacional que se ha propuesto consolidar el Capital Ecobiopsicosocial en la organización humana.
Confianza y Democracia
La confianza florece en un entorno democrático. En primer lugar cabe resaltar la observación de Spaemann (2005) quien subraya que la confianza es inherente a nuestra naturaleza y por ello no se aprende. Aprendemos es a “desconfiar”. Adela Cortina (Elkargi Sgr, 2016) considera la confianza como “el valor supremo de una sociedad” y manifiesta que “en una sociedad donde falla la confianza no hay forma de articular nada. Se convierte en una sociedad baja de moral o desmoralizada”. Asimismo, la filósofa agrega que dicha crisis de desconfianza ha sido impulsada, en parte, por los malos manejos de sectores financieros[1]. Victoria Camps hace una reflexión ligada con la pérdida de confianza. Expresa que la falencia de ciudadanía se debe a –entre otras circunstancias de las políticas democráticas actuales– “un modelo económico que ha convertido el consumo en el único télos[2] de la existencia humana” (Camps, 2010). Enajenación restrictiva del libre desarrollo de personas (y en mi opinión de instituciones) partícipes y comprometidas con los “valores y principios éticos y democráticos”(Camps, 2010). En un seminario organizado por el diario EL PAÍS de España que convocó en el 2001 a intelectuales, políticos y periodistas a dialogar sobre el futuro de la democracia entre otras temáticas prioritarias, Camps añadió: “La democracia necesita una virtud: La confianza. Sin su construcción no puede haber una auténtica democracia.” (Altares, 2001). Al respecto, Humberto Maturana se refiere a la democracia como “una forma de vida política que crea espacios de conversación y participación para todos los miembros de la comunidad que la adopta.” (Maturana, 1991, p. 69). Es decir, como una actividad generadora de confianza.
Confianza y Comunicación
Una comunicación coherente y transparente permite arraigar confianza. Aristóteles en su tratado sobre la “retórica” proclamó:
“Depositamos nuestra confianza en los hombres benévolos con más plenitud y menos escepticismo[…]no es sensato, como lo declaran algunos escritores en sus tratados de retórica, que la propia bondad o transparencia de quien habla no contribuya en nada a su capacidad de persuasión, por el contrario, su carácter casi que puede considerarse el medio más efectivo de persuasión que posee.” (Aristotle, 1994).
Juicio que además permite acercarnos al importante vínculo entre la confianza y la coherencia del ser, el hacer y el decir, evidenciadas por un individuo o sistema social. En adición, el influyente filósofo resalta que la comunicación persuasiva basada en la confianza corresponde a tres dimensiones: El Logos (idea-palabra), el Pathos (sentimiento – pasión) y el Ethos (Carácter-ética) (Mayer et al., 1995, citado por Guillén et al., 2011). Por ello es esencial que al pensar en la definición de una impronta para la generación de confianza inter-organizacional, se tenga muy en cuenta la integración virtuosa de estos tres aspectos.
Confianza y Relaciones interdependientes
La confianza estimula el desarrollo de buenas relaciones inter-personales e inter-organizacionales. Haciendo hincapié en el modelo socioeconómico dominante (Capitalismo), Spaemann (2005) expone que nuestro moderno “selfish system” (sistema egoísta), hace que un fenómeno elemental como el de la confianza se convierta en “una prestación que precisa ser justificada.” (Spaemann, 2005). Equivocación reiterada en la comunicación de muchas empresas donde no hay congruencia entre los tres factores ya mencionados: Ser, Hacer y Decir. En este sentido, el profesor Maturana expresa de nuevo una pertinente reflexión que quiero presentar completa en sus palabras:
“En nuestra cultura patriarcal vivimos centrados en las expectativas y en las apariencias. Valoramos una relación por sus consecuencias. Queremos que el otro sea de una cierta manera el que satisfaga nuestros deseos. En ese proceso no le permitimos al otro ser sí mismo y le exigimos continuamente la autonegación para satisfacer nuestras aspiraciones. Así no hay armonía posible, no hay respeto por la legitimidad del otro ni confianza en ella. Pero si no confiamos en el otro tampoco confiamos en nosotros mismos, y somos hacia nosotros como hacia el otro: nos exigimos a satisfacer una apariencia y el otro jamás tiene la oportunidad de vernos y menos de aceptarnos en nuestra legitimidad. La confianza es el fundamento de la convivencia social, cualquiera que sea el ámbito y multidimensionalidad de ella. De hecho, no hay sustituto para la confianza en las relaciones humanas, y sin confianza no hay fenómeno social.” (Maturana, 1991, p. 71).
En este punto es necesario abordar el delicado, y diría, malinterpretado aspecto de la ‘reputación’ como ‘herramienta’ para valorar los relacionamientos en la empresa. El profesor Josep Lozano, quien desarrolla una visión humana de la corporación al plantear el criterio de la empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible[3], propone un cambio de enfoque en la manera de pensar el relacionamiento con los stakeholders ubicando a la organización no como el centro de atención, “sino desde la red de relaciones en la que la empresa se inscribe.” (Lozano, 2009). Es decir, desde una visión de interdependencias que la valida como transformadora más que administradora de relaciones. A propósito, y en referencia al tema “reputacional”, Lozano asevera:
“No debe extrañarnos […] que muchas empresas se muestren preocupadas por lo que denominan ‘gestión de la reputación’. Precisamente, interesa resaltar esta denominación por lo que tiene de sintomático, ya que, con su evidente connotación reactiva y, probablemente, mucho más pragmática e interesada que realmente convencida, pone de manifiesto que en un mundo interdependiente que se fundamenta en la urdimbre de las redes de comunicación, la valoración de las empresas incorpora –y no precisamente de manera retórica- nuevos elementos.” (Lozano, 2009, p. 28)
Adicionalmente, Guillén et al., (2011), retomando la idea de la empresa como “organización humana” se refiere a la relación entre confianza e interdependencia en el ámbito empresarial. Este declara que internamente, en la actividad cotidiana de la organización, las relaciones interdependientes son esenciales en dirección a fortalecer el trabajo colaborativo y conseguir los objetivos personales y colectivos. Del mismo modo, destaca que “valores como la capacidad de motivación, el liderazgo, la promoción de personas en la organización y otros, son intangibles incuestionables que se desarrollan en el seno de la interdependencia.” (Guillén, et al., 2011, p. 35)
Por último, abrazando el marco general de la confianza, la democracia, la comunicación y las relaciones interdependientes, donde la conversación es fundamental para procurar una evolución consciente, se exalta la acertada diferenciación que hace Adela Cortina (1994) –al evocar la tradición kantiana del diálogo– entre dos formas de racionalidad empleadas para incentivar una conversación. La primera es la racionalidad comunicativa, aplicada por quien legitima la participación de todos y cada uno de los interlocutores impactados por una norma para que expongan sus intereses y en consecuencia se tomen decisiones finales. Por otro lado, está la racionalidad estratégica, utilizada por quien considera a los participantes “como medios para sus propios fines y se plantea el diálogo, por tanto, como un juego, en el que trata de intuir qué jugadas pueden hacer los demás para preparar las suyas y ganarles.” (Cortina, 1994, p. 31). Cortina (1994) resalta que esta distinción entre los dos estilos de discurso y realización es relevante a la hora de vigorizar la ética de la empresa.
Así pues, esta sumatoria de planteamientos permite sustentar el propósito de Jscinteractivo de contribuir con el afianzamiento de un sello de confianza inter-organizacional. Desde el enfoque sistémico de la consultoría, soportada en un patrón, ciclo o método que tiene como fundamento tanto la racionalidad comunicativa como la gestión de interdependencias, se busca integrar a la empresa en un proceso reflexivo, conversacional, corresponsable y democrático que le permita, primero, reconocer desde su esencia este “valor supremo”, para luego, con conocimiento, compromiso y paciencia, integrarlo de manera armónica y genuina con su Ser, su Hacer y su Decir.
Autor: Juan Sebastián Cárdenas Salas (Febrero, 2017)
Bibliografía
Altares, G. (11 de mayo de 2001). La democracia del futuro no tiene mapa. El País. Recuperado de http://elpais.com/diario/2001/05/11/internacional/989532010_850215.html
ARISTOTLE (1994). The Internet Classics Archive: Rhetoric by Aristotle. Recuperado de http://classics.mit.edu/Aristotle/rhetoric.1.i.html Visitado: 11 de febrero de 2014
Camps, V. (2010). DEMOCRACIA SIN CIUDADANOS. La construcción de la ciudadanía en las democracias liberales. Madrid: Editorial Trotta
Cortina, A. (1994). Ética de la empresa. Claves para una nueva cultura empresarial. Madrid: Editorial Trotta
Elkargi Sgr. [Elkargi]. (2016, 21 de marzo). Adela Cortina: La confianza | ELKARGI SGR. Recuperado de https://youtu.be/bTPsd0iQd_k Visitado: 11 de febrero de 2017
Guillén Parra, M., De Nalda, A. L., & Perles, G. M. (2011). Repensando la confianza como factor crítico en la gestión organizativa. Cuadernos De Gestión, 11(3), 33-47. doi:10.5295/cdg.100228mg
Lozano, J. (2009). La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible. Madrid: Editorial Trotta
Maturana, H. (1991). El sentido de lo humano. Santiago de Chile: Dolmen
Mayer, R. C., Davis, J. H. y Schoorman, F.D. (1995). An integrative model of organizational trust. The Academy of Management Review, Vol. 20, n°. 3, pp. 709 – 734
Spaemann, R. (2005). Confianza. Revista Empresa y Humanismo, Vol. IX, 2/05, pp. 131-148. Recuperado de http://hdl.handle.net/10171/7007 Visitado: 10 de febrero de 2017