Conversaciones conscientes
Ensayo:
“Conversaciones Conscientes”
Juan Sebastián Cárdenas Salas (Febrero, 2014)
El significado de la conversación
Víctor Hugo alguna vez dijo “no hay nada más poderoso que una idea cuando le llega su momento”. Pero, ¿cómo llega ese momentum? Pienso que es gracias al poderoso proceso que permite liberar, socializar y moldear esa idea: la conversación, esencia de la comunicación entre los seres humanos y la clave para conectarnos unos con otros. En este sentido, la conversación nos permite “movernos del concepto a la manifestación”[1] (Senge, et. al, 2004), iniciando con una idea configurada en un diálogo interno, que luego, a través del lenguaje[2] es externalizada para dar inicio a una construcción más que individual, colectiva.
De acuerdo con Maturana (2002), nuestra convivencia como individuos “tiene lugar en el lenguaje” y aprendemos a ser personas en la constante interacción entre lenguaje y emociones. A este aprendizaje entrelazado él lo denomina “conversar”, y por esta razón enfatiza que “el vivir humano” se da precisamente en la conversación. Por lo tanto, a través de las conversaciones se afianzan las relaciones humanas, se transmite conocimiento y tradición, se cuestionan y transforman paradigmas, se valida la inteligencia colectiva y se abren las puertas de la evolución en todo sentido. En contraste, la inconsciencia que desvirtúa nuestra naturaleza surge por la carencia de conversaciones conscientes.
El concepto de la conversación es un tema amplio que ha sido abordado una y otra vez en diferentes ámbitos, desde diferentes perspectivas. En esta ocasión lo que busco al retomar tan interesante tema es entablar una conversación relativamente concisa, y en lo posible coherente, sobre cómo este concepto dialoga y se entrelaza con aspectos que moldean nuestro vivir humano, enfocándome principalmente en algunos que han llamado mi atención tiempo atrás, y más aún cuando me dispuse de manera consciente la retadora y apasionante tarea de adoptar este criterio como diferencial en mi andar.
Me daré por bien servido si quien al leer estas ideas encuentra identificación o no con ellas, las puede enriquecer, tiene la motivación de discutirlas y compartirlas con otros, o se integra de cualquier modo al diálogo que estoy iniciando pero que definitivamente no me pertenece.
Conversación y Dios
Al contemplar los diferentes tratados religiosos de las diferentes culturas alrededor del mundo encuentro varios común denominadores (creo que es lógico porque todos ellos fueron establecidos por ‘Homo Sapiens’). Uno de ellos es que su discurso se concibe esencialmente en la conversación. Por ejemplo, en la tradición islámica Allah le otorgó al ser humano el intelecto para “gobernar la idea” y le otorgó el lenguaje para “regular la palabra”. Por esta razón el Islam enfatiza en el proceso dialéctico debido a que por naturaleza el hombre tiende a conversar y polemizar (Al Mgbel, 2013). En el caso cristiano-católico Jesús es quien porta, materializa, e invita a vivir la “palabra de Dios” entre los hombres, a su vez Mahoma es el encargado en el caso islámico. En el contexto del Budismo se desarrolla una visión de lo terrenal a lo divino puesto que Siddhartha -un ser humano- se transforma en Buda luego de recorrer un camino lleno de reflexiones, experiencias, y descubrimientos, a través de conversaciones con la vida que le permitieron adquirir la sabiduría que finalmente dio paso a su iluminación. En la Biblia se observa como Dios a través de un diálogo consigo mismo va concibiendo el mundo, luego al crear a Adán y Eva inicia conversaciones con el hombre, pasando por Moisés hasta llegar a su hijo. Asimismo, en el Corán Allah sostiene constantes diálogos, uno de los más reconocidos el que sostiene con los ángeles para informarles su decisión de designar un Jalifa (representante) en la tierra, que es el mismo hombre (Fadlallah, 2011).
Por tanto, las diferentes ideologías religiosas encarnadas en sus diferentes representantes y deidades confluyen a través de la conversación para evidenciar las tradiciones que moldean sus respectivas culturas. No obstante, y a pesar de este común enlace, inquieta como las diferencias religiosas han sido una de las principales causas de inconsciencia a través de la historia de la humanidad.
Conversaciones con Dios
Neal Donald Walsch, autor de la reconocida serie de libros Conversaciones con Dios[3] hace una interesante afirmación que se conecta de manera precisa con el origen del proceso conversacional: el surgir de una idea. Walsch (2010) señala “No se trata de un libro escrito por mí, sino que se me ha ocurrido a mi”. Asimismo, este pensamiento se relaciona de forma paralela con el concepto de ‘colectividad’, pues al sugerir que su creación es una revelación de cierto modo valida que los seres humanos somos canales transmisores de visiones provenientes de una inteligencia colectiva, la cual, según él, es el concepto de Dios[4].
De acuerdo con Walsch (2014), seguimos contemplando a Dios como una entidad externa a nosotros. A éste factor él lo denomina ruptura teológica, la cual a su vez afecta de manera consecutiva la cosmología (en el sentido religioso), la psicología, la sociología y la patología del ser humano. Así, la ruptura teológica genera entonces una ruptura cosmológica, es decir, no hay un solo Dios, varias culturas tienen un Dios o dioses ajenos a las otras. La ruptura cosmológica genera luego una ruptura psicológica, es decir, las ideologías son igualmente ajenas (católicos, islámicos, protestantes, etc.). La ruptura psicológica genera ruptura sociológica, es decir, las sociedades actúan de manera separada de acuerdo a sus ideologías y propios intereses. Finalmente, la ruptura sociológica genera una ruptura patológica que según Walsch (2014), son los comportamientos enfermizos de autodestrucción enlazados tanto individual como colectivamente que han infectado civilizaciones y sociedades durante toda la historia, generando exclusión, sufrimiento, conflicto, violencia y muerte, es decir, inconsciencia. Por tanto, Walsch sugiere que la única forma de encontrar sentido en Dios es a partir de la Unidad:
“La vida es la expresión de la Unidad en sí misma. Dios es la expresión de la vida en sí misma. Dios y la Vida son Uno. Tú eres una parte de la Vida. Tú no puedes estar fuera de la Vida. Por lo tanto Tú eres parte de Dios. Es un círculo”. (Walsch, 2014)
La concepción biológica de ‘Dios’ en relación con la conversación
Desde su visión como científico, Maturana (2002) afirma que no cree en el concepto de Dios y el alma como entidad independiente en cada hombre. Sin embargo, considera la existencia de un alma humana en la que confluimos todos. Dicho de otro modo, valida la inteligencia colectiva o consciencia universal que en cierta forma se integra a la concepción espiritual que Walsch tiene de ‘Dios’.
Maturana (2002) piensa que los seres vivos en general son sistemas que poseen sus rasgos gracias al efecto de su estructura biológica, y para su existencia no se necesita nada más, en otras palabras, no se necesita un alma. Su existencia está ligada a dos estados: uno corporal o fisiológico y otro relacional, siendo este último donde el hombre configura su existencia en la totalidad o alma humana que no es independiente sino colectiva. En esta dimensión recíproca es donde se conforma para este biólogo el conversar como efecto del lenguaje y la emoción.
Conversación y Filosofía
En contraste a las diferentes concepciones religiosas convencionales que influencian a la mayoría de las culturas, los principios de la conversación filosófica no concuerdan con las ideas legendarias sobrenaturales que interpretan la creación del universo, la tierra, el hombre y en general todos los seres vivos (Savater, 2008), y tampoco parte de conclusiones científicas. La filosofía indaga sobre el origen y fundamento de lo que percibimos como ‘realidad’ centrada en una visión reflexiva, considerando irrelevante la existencia de dioses que guían el devenir de los hombres, puesto que, según lo expone Savater (2008) citando a Epicuro[5], “somos los humanos quienes fabricamos dioses a nuestra imagen y semejanza, no al revés”.
Así, la filosofía siempre ha buscado entablar conversaciones que cuestionen los supuestos acerca de la naturaleza humana y los diferentes fenómenos que la afectan sin tener certeza de que las respuestas encontradas serán la última palabra. Cada posibilidad de hallazgo dará paso a un nuevo cuestionamiento una y otra vez. Así, “preguntar filosóficamente es hacerlo para poner en un compromiso al que cree saber o al que desea que aceptemos que sabe.” (Savater, 2008: 14)
Los diálogos de Platón
En la lista de personajes sinónimo de filosofía sin duda Platón es el primero. Cuando Whitehead (1978) afirma que el legado de las diferentes obras filosóficas puede considerarse como notas al pie de página de los diálogos de Platón, no está exagerando. La influencia de este ateniense en todo el pensamiento occidental es indudable (Savater, 2008). La prueba más contundente es la Academia[6], cuya fundación está ligada a lo que Platón consideró una crisis moral y política de su sociedad. Su preocupación rebasó la copa cuando Sócrates, su ídolo, tuvo que tomarse el ‘trago amargo’[7] de esta problemática. Así, en el marco de su proyecto educativo, cuyo fin principal fue promover un marco ideal de justicia y respeto por la verdad entre los futuros políticos y dirigentes de la Polis (Savater, 2008), nació la metodología del diálogo y la discusión analítica profunda, en la cual se concibieron los diálogos que fundaron la tradición filosófica del mundo, y por ende, las conversaciones conscientes.
Según ThusSpokeMitch (2013), a diferencia de lo que muchos consideran, Platón no fue alumno de Sócrates. De acuerdo con su visión, el considerado primer filósofo de la historia (Savater, 2008), no fue oficialmente maestro, ni tuvo estudiantes, ni recibió retribución económica por filosofar. Sócrates iba de aquí para allá, especialmente en el Ágora, cuestionando todo y generando situaciones embarazosas para aquellos que creían tener la última palabra, que especialmente eran personalidades “poderosas”. De esta forma ganó adeptos -y también enemigos-, que es diferente a alumnos, y uno de ellos fue Platón quien a sus veinte años se interesó por las ideas de este sabio personaje y decidió seguirlo (ThusSpokeMitch, 2013). Esta aclaración es relevante para entrar en el análisis de la figura de Sócrates en los diálogos. En casi todos ellos el protofilósofo[8] aparece como una figura heroica y como el portador de las ideas (ThusSpokeMitch, 2013). Sin embargo, en este punto es donde entra la compleja pregunta ¿hasta dónde llega Sócrates y dónde empieza Platón?, que de acuerdo con ThusSpokeMitch (2013), es imposible de contestar. Solo se puede asumir de acuerdo a los variados estudios que han abordado el tema, que Sócrates es solo una representación no objetiva de las visiones de Platón, quien en sus diálogos incluyó variedad de personajes, y Sócrates es certeramente uno de ellos (ThusSpokeMitch, 2013).
Entrando en la estructura de los diálogos, ThusSpokeMitch (2013) plantea que la mayoría de los académicos han abordado este enorme y complejo cuerpo de trabajo en los últimos dos siglos desde una perspectiva cronológica definida en tres grupos o periodos: los diálogos tempranos donde la influencia Socrática es relevante, pues se dejan preguntas abiertas (reflexiones) más que conclusiones (Savater, 2008). Los diálogos medios o de la madurez (Savater, 2008) en los cuales Platón evidencia un pensamiento más independiente con la teoría de las ideas que son objetivas, eternas y universales. Es aquí donde toman forma sus obras más conocidas[9] (Savater, 2008 – ThusSpokeMitch, 2013); finalmente los diálogos tardíos o de la vejez (Savater, 2008 – ThusSpokeMitch, 2013), donde se la dedica a los sofistas[10], y es autocrítico con respecto a sus visiones de la madurez. En esta última etapa empoderó a Las leyes[11] de los destinos que los hombres por sí solos no podían controlar.
Aunque ThusSpokeMitch (2013) acepta que el análisis cronológico de los Diálogos tiene sentido, no obstante, él lo considera altamente especulativo[12] y por lo tanto débil en relación con las nuevas visiones que han abordado su estudio en el presente siglo. Este académico plantea entonces una noción alterna que denomina dialéctica[13], en donde no son relevantes los periodos en el tiempo sino cómo Platón asume la conversación y discusión para responder a las cuestiones y problemáticas planteadas por sus predecesores.
En relación a lo anterior, según lo indica Press (1993), dos cosas se pueden afirmar sobre el estudio de los Diálogos de Platón, primero, que superan la capacidad de análisis cualquier individuo debido a su densidad, y segundo, que las visiones o supuestos al respecto son demasiado fragmentadas. Por un lado, están los académicos que asumen los diálogos como simples tratados descriptivos de ciertas situaciones observadas por Platón y expuestas en una forma literaria llamativa; mientras otros dan por sentado que en efecto Platón está comunicando su doctrina filosófica, y por otro lado, están los que creen que la doctrina platónica solo fue expuesta oralmente, etc. (Press, 1993).
Por lo tanto, debido a la gran variedad de objetivos, métodos y supuestos que han rodeado el estudio de los diálogos a través del tiempo (Press, 1993), aún están las puertas abiertas para tratar de llegar a un acuerdo sobre la complejidad implícita en estas conversaciones que dieron paso al pensamiento filosófico, y a su vez, a la incertidumbre característica de la naturaleza humana.
Conversación y Educación
Savater (1997) relata que cuando al poeta José Bergamín[14] se le reprochaba el exceso de subjetividad en sus juicios este respondía: “Si yo fuera un objeto, sería objetivo; como soy un sujeto, soy subjetivo”. Así, de acuerdo con el filósofo español (1997), la educación es tarea de sujetos para la formación de otros sujetos, no de objetos; y esta subjetividad es determinada por la tradición, las leyes, la cultura y la escala de valores de la sociedad en la que se encuentran inscritos tanto el que la imparte como el que la recibe. Por esta razón la educación es por excelencia una máquina productora de esquemas mentales los cuales empiezan a moldearse en las conversaciones del entorno familiar, social, religioso, gubernamental, y académico; y cuyo fin principal es adaptar al ‘nuevo miembro’ a los prejuicios de dichas colectividades (Savater, 1997). Prejuicios que luego el individuo puede descartar o reforzar de acuerdo a sus propias experiencias y descubrimientos.
Paradójicamente, haciendo un enfoque en el marco formal[15] de la educación, ninguna de las definiciones básicas halladas entrelazan de manera directa este concepto y la conversación. Por el contrario, tanto en el diccionario oficial de la lengua española como inglesa, dos de las principales definiciones indican que la educación, es una instrucción sistemática impartida por el profesor[16] (RAE – Oxford, 2014). Si se modificara la palabra instrucción por conversación, la palabra impartida, por construida, y adicionalmente se incluyera al segundo actor del proceso (que debería ser el protagonista), la definición[17] tomaría un poderoso sentido puesto que la transmisión de conocimiento no debería darse tras una imposición sino en el marco de una interacción que facilite una construcción colectiva[18], en este caso, entre profesor y alumno. Platón, proclamó en el marco de La República:
“No habrá pues, querido amigo, que emplear la fuerza para la educación de los niños; muy al contrario, deberá enseñárseles jugando, para llegar también a conocer mejor las inclinaciones naturales de cada uno.” (Savater, 2008: 26)
En adición, Aristóteles siempre mostró una especial preocupación por la educación de los jóvenes promoviendo entre los gobernantes la importancia que esta tenía para la constitución política y democrática de la Polis (Savater, 2008).
Siguiendo estos consejos, John Dewey[19], reconocido como el filósofo de la educación y quién situó el tema como eje del pensamiento contemporáneo (Savater 2008), influyó notablemente en la evolución del concepto conocido como progresismo pedagógico cuyo fin principal es ubicar la educación en un marco democrático de equidad y participación (Singer, 2013). De esta forma Dewey ubica al estudiante en el centro del sistema escolar, en contra de la visión tradicionalista -evidenciada en las definiciones- que concibe la enseñanza como la “imposición de una serie de contenidos al alumno”, ubicándolo como un actor pasivo en dicho proceso (Savater, 2008). Con respecto al docente, el concepto progresista señala que éste debe propiciar espacios de experimentación al estudiante que le permitan ser “artesano de su propio conocimiento” y apoyar así la actividad del aprendizaje (Savater, 2008). Como un ejemplo, El profesor Humberto Maturana (2002), denominó al espacio de trabajo con sus estudiantes, el taller renacentista, pues allí alentaba la vivencia del “hacer”, la “reflexión” de este hacer, “en el contexto continuo de la conversación sobre el hacer en el hacer.”:
“Yo digo que mi laboratorio es un taller renacentista porque es un espacio […] del vivir, como los talleres renacentistas donde existía un artesano o artista, y los estudiantes se transformaban a su vez en artesanos o artistas, según sus preferencias, en el convivir con el maestro.” (Maturana, 2002: 43)
En esta misma vía, Sima Nisis[20] (Maturana, 2002) hace una importante reflexión asumiendo una postura consciente sobre su responsabilidad como educadora sugiriendo que el maestro no debe actuar desde el ‘tradicional desnivel’ que lo sitúa como regulador o manipulador de la vida del alumno, por el contrario, debe propiciar un encuentro nivelado que le permita “observar ante sí a un ser humano que guía ‘des-imponiendo’, alguien como él, con sus carencias y sus virtudes.” (Maturana, 2002: 10) En este sentido el planteamiento equitativo defendido por Dewey es a su vez un reconocimiento virtuoso hacia el maestro puesto que fortalece su credibilidad y autoridad. Como lo indica Savater (1997), “la autoridad no consiste en mandar” su raíz etimológica proviene del verbo latín augere cuyo significado se interpreta como “lo que facilita el crecimiento”.
A nivel personal los educadores que han dejado una huella positiva desde mi infancia hasta los días recientes, son, por lógicas razones, aquellos que con su pedagogía facilitaron participación y construcción, afianzando de esta forma el encuentro de algunas de mis pasiones. Por ello, solo en este equilibrio entre profesor y alumno se puede facilitar una conversación efectiva en los pilares del pensamiento de la educación, que según Dewey, “constituyen un hecho comunicativo y social” (Savater, 2008).
Reclamando la conversación sobre la educación (caso EU)
El 4 de Mayo del 2013 se llevó a cabo en la Universidad de Columbia[21] en la ciudad de New York un evento que reunió durante todo un día a una colectividad compuesta por padres de familia, educadores y administradores del sistema educativo estadounidense, académicos, activistas, y estudiantes, para discutir sus experiencias, aportar ideas, y plantear soluciones sostenibles sobre los efectos negativos que las reformas educativas establecidas años atrás le han traído a ese país. El objetivo crucial de esta reunión denominada Reclaming conversation on education, fue instaurar una coalición para promover la resistencia colectiva en contra de la estandarización, privatización y toma de las riendas de la educación por parte de las firmas corporativas cuyo negocio es la educación (education4.org, 2013).
Los cambios en el sistema educativo que iniciaron con el gobierno de Bill Clinton en el año 1994[22] y fueron consolidados por el gobierno de George Bush en el 2001[23], han generado grandes trastornos tanto a estudiantes como a profesores, razón por la cual la calidad de la educación impartida en los Estados Unidos se ha visto afectada (Yen Yen Woo, 2013). Como lo indica Paul Taubman[24] (Yen Yen Woo, 2013), dichas reformas “han cambiando la conversación de la educación” que se soporta en el pensamiento progresivo de Dewey, por una idea ilusoria de inclusión cuya realidad es, por un lado, inequidad, y por el otro, privatización y estandarización en pro de las corporaciones que promueven la educación para su propio beneficio económico. En este orden de ideas, los estudiantes han sufrido las consecuencias de un enfoque educativo cuyo énfasis es la medición de sus capacidades a través de pruebas (testing) y notas principalmente, padeciendo así un síndrome de estrés, frustración, y desigualdad, que de igual forma afecta a sus familias (Yen Yen Woo, 2013). En adición, de acuerdo con Taubman, éstas reformas también han afectado considerablemente la calidad pedagógica de los docentes, llevándolos -‘bajo presión’- a desarrollar currículos mediocres soportados justamente en dicho enfoque y dejando de lado a orientación hacia el descubrimiento de la educación por medio de la experimentación y el diálogo tal como lo planteó el pensador estadounidense de la educación. Por ello, según lo afirma Nancy Carlsson[25] (Yen Yen Woo, 2013), la educación en Estados Unidos esta ‘produciendo’ una clase de personas con poca capacidad creativa e innovadora, debido a que se encuentran ‘sofocadas’ por el sistema establecido.
De acuerdo al planteamiento de Singer (2013), toda esta crisis no se le debe atribuir solamente a las reformas y a las corporaciones que evidentemente se han beneficiado con estas modificaciones en el sistema. Este educador plantea que los profesores deben poner más de su parte definiendo cual debe ser el papel de escuelas y la de ellos mismos con el fin de afianzar la visión progresista de Dewey debido a que aún muchos de ellos son reticentes a facilitar estas conversaciones.
Conversación y Creatividad
La creatividad es una de las conversaciones más conscientes manifestadas en el ser humano. Este estado de conexión entre mente, cuerpo y espíritu, ha contribuido a la “evolución de la especie”[26] millones de años atrás hasta la actualidad; especialmente cuando hace 200.000 abriles[27] surgieron los primeros Homo Sapiens en el África Subsahariana, y cuando hace solo 7.000 primaveras el lenguaje (escrito) fue revelado para facilitar la comunicación entre nosotros (Hawking y Mlodinow, 2012).
Stephen Hawking, el reconocido científico Británico expresó una interesante reflexión[28] al respecto:
“Por millones de años la humanidad vivió en las mismas condiciones que los animales. Luego algo sucedió que desató el poder de nuestra imaginación. Aprendimos a hablar. Y aprendimos a escuchar. El lenguaje ha permitido la comunicación de ideas, facilitando a los seres humanos trabajar de manera colectiva, crear lo imposible. Los grandes logros de la humanidad se han dado gracias al [diálogo], y sus grandes fallas por no [dialogar]. Esto no tiene que ser así […] Todo lo que tenemos que hacer es asegurarnos de seguir [conversando].”[29] (Culturainquieta.com, 2013)
Por ello, desde que creamos herramientas para la caza, cultivo y recolección de alimentos para nuestra supervivencia; desde que conformamos tribus, clanes, ciudades y civilizaciones, y definimos sus respectivas manifestaciones socio-culturales; desde que inventamos la rueda, pasando por la imprenta, la máquina de vapor, y la bombilla eléctrica; hasta llegar a la ingeniería genética, el Internet, los dispositivos móviles, las redes sociales online y los Apps, etc., etc., las conversaciones conscientes han sido fundamentales para nuestra evolución y desarrollo. Infortunadamente muchas de estas innovaciones humanas al no tener en cuenta el equilibrio en el ecosistema, es decir, cuando afectan otras especies y recursos naturales del planeta; o cuando son malinterpretadas usándose para la dominación y exterminio, se convierten en sinónimo de involución e inconsciencia[30].
La expresión creativa del arte
El arte es uno de los campos más consentidos -sino el más- por la creatividad. La conjunción entre arte y creatividad personalmente la describo como la manifestación emocional[31] de las fuerzas de la naturaleza expresadas en un raciocinio emocional del ser humano a través de sus sentidos. En esta conversación entre los 5 elementos de la naturaleza (incluyo pasión) y los 5 sentidos del ser humano se gestan entonces las tradiciones culturales evocadas en los mitos, leyendas, y las diferentes expresiones artísticas que exaltan nuestra existencia en este planeta.
Para Schopenhauer, el reconocido filósofo polaco, quien fue un hombre excepcionalmente dotado para la apreciación artística, las artes corresponden a diversos niveles de objetividad de la voluntad del ser (Savater, 2008). Es por esta razón que la voluntad colectiva se manifiesta eligiendo a seres humanos como canales transmisores en diferentes épocas para moldear así la memoria artística.
Encontramos entonces la manifestación de la voluntad literaria y dramatúrgica donde a un griego antiguo[32] se le ocurrió crear 2 de las obras épicas más reconocidas y valoradas por la humanidad; a un italiano[33] reconocido como uno de los precursores del humanismo que inspiró al hombre con su Divina Comedia para ubicarse en el centro del pensamiento desbancando así a ‘Dios’; a un británico[34] cuya tragedia del ‘Ser o no Ser’ [35] nos permite seguir cuestionando nuestra existencia sobre la faz de la tierra; y a un colombiano[36] que con su realismo mágico embrujó al mundo entero. En el ámbito de la escultura, la arquitectura, y la pintura; la explosión creativa en Florencia[37] le regaló al mundo dos de los más grandes creativos[38]. Uno de ellos, la ‘encarnación de la mano creadora de dios’ y el otro, el hijo del matrimonio entre la creatividad y la innovación, que a su vez se convirtió en el padre de estas entre los mortales. En cuanto a la creación musical, la preferida de Schopenhauer por ser, según él, la expresión más pura del alma (Savater, 2008), encontramos a un italiano que convirtió en melodía las cuatro estaciones del año, y que según mi parecer y el de otros, fue uno de los primeros rockeros de la historia[39]. A un alemán -del cual heredé el nombre[40]- cuyas composiciones celestiales han sido reconocidas entre las más hermosas de todos los tiempos. A un niño prodigio austriaco[41] que fue la encarnación de la música misma; y a otro alemán[42] que a pesar de perder el sentido del oído, nunca dejó de escuchar en su interior la belleza de las notas musicales para crear así grandes sinfonías.
[1] La esencia del crear (Senge, et. al, 2004)
[2] Lenguaje de los signos (Semiótica) y la verbalización (Semántica).
[3] Best seller internacional.
[4] El poder de esta frase o idea radica, según mi parecer, en que se sintetiza en una línea el sentido de su propuesta literaria: el entendimiento de ‘Dios’.
[5] Filósofo de la antigua Grecia posterior a Platón y Aristóteles.
[6] En honor al antiguo héroe ateniense Academo.
[7] Sócrates fue condenado a tomarse la cicuta. Prefirió la muerte al destierro.
[8] Denominado así por Savater (2008)
[9] El Banquete, Fedón, y la República
[10] Los “sabios” de la antigua Grecia.
[11] El último de sus diálogos
[12] Especulación académica.
[13] Revisando por temática y pasajes individuales.
[14] Escritor, ensayista, poeta y dramaturgo español (Madrid, 1895 – Hondarribia 1983). Revisar biografía en: /www.artepoetica.net/jose_bergamin.htm>
[15] Educación académica – pedagogía impartida en desde el sistema escolar, primaria, secundaria, hasta la universidad.
[16] Estoy haciendo una fusión de ambas definiciones: RAE y OXFORD
[17] Esta sería la definición: “Conversación sistemática construida entre profesor y alumno…”.
[18] Si esta definición ‘evolucionada’ de educación se llevara a la práctica, muchas organizaciones y sistemas educativos tendrían que cambiar su modelo mental en la actualidad (progresismo pedagógico)
[19] Referencia bibliográfica
[20] Colaboradora del Doctor Humberto Maturana en su libro El sentido de lo Humano. Texto inspirador que recoge principalmente entrevistas, conferencias, tratados y comunicados de este Biólogo, Humanista y Filósofo chileno.
[21] Específicamente se llevó a cabo en el Barnard College of Arts for Women. John Dewey es justamente una de las insignias de esta Universidad de la cual fue profesor en el año 1929.
[22] 1994, GOALS 2000: Educate American Act. Visitar: /ir.lawnet.fordham.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=3133&context=flr>
[23] 2001, NO CHILD LEFT BEHIND (NCLB). Visitar: /www.asha.org/advocacy/federal/nclb/>
[24] Profesor Brooklyn College, líder de la propuesta Reclaming conversation on education.
[25] Autora y profesora emérita en Lesley University.
[26] Las especies que sobreviven son las que “se adaptan al cambio”, afirmó Darwin. Esto aplica para todos los sistemas vivientes en el planeta en el que se incluyen las organizaciones o corporaciones…
[27] Si lo comparamos con los 13.7 billones de años estimados del universo el hombre es relativamente una creación reciente (Hawking y Mlodinow, 2012). Para algunas mariposas su ciclo de vida transcurre en 24 horas. En este tiempo “nacen, se reproducen y mueren”. El tiempo y todo la que percibimos como realidad es relativo…gracias Einstein.
[28] Esta reflexión de Stephen Hawking fue publicada en un comercial de televisión de la empresa Británica de Telecomunicaciones Telecom en 1993, fue para Pink Floyd la inspiración de la canción de keep Talking de su álbum del 94 Division Bell, y también el discurso de Hawking en la décima edición del Festival tecnológico Campus Party 2006.
[29] Aunque talking traduce “hablar” -la acción fisiológica-, cuando involucra la escucha activa es más preciso referirnos al diálogo o la conversación. Esto es a lo que se refiere Stephen Hawking en su pensamiento.
[30] En realidad más que ‘evolucionando’, hemos venido ‘involucionando’ en muchos aspectos…
[31] Emocionalidad incluye racionalidad y viceversa.
[32] Homero
[33] Dante de Alighieri
[34] Shakespeare
[35] Hamlet
[36] García Márquez
[37] Libro recomendado: La Agonía y el Éxtasis – Historia de Miguel Ángel.
[38] Miguel Ángel y da Vinci
[39] Vivaldi
[40] Johann Sebastian Bach (tuve el privilegio de que mis padres escogieran mi nombre en honor a él. También permitieron que me deleitara con sus melodías antes de nacer).
[41] Mozart
[42] A partir de 1818 aproximadamente, Beethoven utilizaba cuadernos en los cuales sus amigos y visitantes podían escribirle o preguntarle cosas. Estos cuadernos son famosos y precisamente se conocen como los “Cuadernos de conversación” del artista (lvbeethoven.com, 2013)
Interacciones bibliográficas
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